Aurore creció entre las viñas de Carcès, en el Var, y siempre ha sido consciente de la importancia de proteger la naturaleza y trabajar la tierra. Procede de una familia de viticultores y, a pesar de sus orígenes poco comunes, siempre supo que un día tomaría el relevo de sus padres.
Trabajé para un importante grupo francés de construcción e ingeniería civil en París, construyendo plantas de producción de agua potable. Pero echaba de menos "mi sur natal" y volví a Toulon como jefe de proyecto para la construcción de una planta de conversión de residuos en energía.
Después de 15 años en Toulon y cuando mi padre empezó a hablar de jubilarse, pensé en hacerme cargo del patrimonio de mis padres. ¿Por qué no una quinta generación al frente de los viñedos familiares?
El primer reto fue volver a la escuela. Antes de volver a lo básico, me pareció esencial adquirir conocimientos específicos sobre la viticultura. Hice un BTS de viticultura y vinicultura a distancia y, una vez aprobado, inicié los trámites para crear mi propia empresa en la Cámara de Agricultura de Var.
Pero al final, mi mayor reto fue adaptarme a mi nuevo entorno: el clima, el uso de maquinaria agrícola, el conocimiento del suelo, el ritmo de las estaciones y las horas de trabajo que varían según las necesidades agrícolas (desbotonado, vendimia temprana).
Mi experiencia anterior como ingeniero me ha permitido ser organizado en las tareas de gestión y administración, y anticipar objetivos concretos (priorizar las tareas en función de la temporada, trabajar en equipo, recurrir a distintos socios, etc.). También tenía que estar al día de las nuevas normativas y aplicarlas en la explotación.
Mi trabajo como ingeniero de proyectos implicaba muchas reuniones con socios técnicos y financieros para defender nuestros proyectos. Esto me ha dado la capacidad de adaptarme, cuestionar y expresarme con facilidad, lo que hoy facilita mis intercambios con la bodega cooperativa, los cooperativistas e incluso los proveedores.
Utilizamos las podadoras INFACO para todos nuestros trabajos de poda en la explotación. Podamos 24 ha de diciembre a marzo.
Las podadoras INFACO son muy fiables y ligeras. Tienen una excelente autonomía, una ergonomía perfecta y una gran velocidad y fuerza de corte. Con ellas, realizamos fácilmente 8 horas de poda al día sin ningún problema de fatiga o dolor muscular.
El corte es limpio y perfecto, y no necesitamos volver sobre él. Esto nos ahorra mucho esfuerzo físico y tiempo. Por último, pero no menos importante, me gustaría mencionar la seguridad, con mucho menos alambre cortado y sin riesgo de lesiones en las manos.
Como anécdota, este invierno éramos 3 generaciones podando nuestra parcela de Cabernet Sauvignon, cada una con su propia fila y sus propias tijeras de podar INFACO.
Mi primer viaje en tractor desde la parcela hasta la cooperativa a las 4 de la mañana. Fue un momento de gran tensión... y emoción. ¡Sentí un fuerte sentimiento de solidaridad entre los cooperativistas!
Estoy muy orgulloso de este proyecto familiar: saber que la finca va a continuar es una verdadera alegría. Estoy aprendiendo a trabajar nuestras viñas, a cuidar el suelo y a escuchar las señales de la naturaleza. Todo ello gracias a la formación continua de mi padre y mi tío abuelo, y poder vivir todo esto con ellos refuerza mi nueva elección de vida. Estoy donde debo estar y voy a seguir prosperando en esta nueva profesión.
En un primer momento, voy a aprender y comprender perfectamente cómo trabajar nuestras viñas y nuestros suelos. Luego, a medio plazo, con mi hermana enóloga, ¿por qué no vinificar nosotros mismos una parte de nuestra finca y crear una cuvée familiar 100% femenina?